La marcha del millón de porros: curioso nombre para una cita que aspira a heredar el espíritu de la marcha del millón de hombres, que reunió en Washington en 1995 a miles de personas por la igualdad racial. La marcha del millón de porros se celebra en más de 150 ciudades del mundo para pedir la legalización de la marihuana. Aunque se convoca el primer sábado de mayo, este jueves es el Día Internacional por la Legalización del Cannabis.
Originario del Himalaya, cultivado por el hombre durante miles de años, el cannabis es ilegal desde hace menos de un siglo. Eso no impide que sus cogollos (la marihuana) y derivados (su resina, el hachís) sean consumidos por millones de personas. Incrustado en la cultura occidental, el cannabis también ha sido protagonista de literatura, cine y música. ¿Cómo se adentró en ellas? ¿Qué géneros se empaparon de su aroma? ¿Qué músicos fueron consumidores y, por extensión, ‘delincuentes’?
Días acelerados
El romance entre marihuana y música surge en los años veinte, en días de confusión, vitalidad y jazz. Símbolo de la negritud, sonido de la libertad y de la pasión de una raza, el jazz llega a Chicago o Nueva York en las maletas y corazones de los miles de negros llegados de urbes sureñas como Nueva Orleans. Además de jazz, viaja su talante permisivo y su marihuana.
El cannabis se cultivaba por todo EE UU, pero solo para hacer ropa y sogas. Fue poco antes, en 1910, cuando los mexicanos huidos de su Revolución popularizaron fumar sus flores en el sur de EE UU. El jazz aprendió la lección: para muchos de sus músicos ayudaba a tocar, eliminaba límites, hacía ‘fluir’. Así brotan nombres de músicos consumidores: Hoagy Carmichael, Milton Mezzrow (mediocre trompetista que, a cambio, pasaba la mejor hierba de Chicago) o Louis Armstrong, condenado a cinco años por una colilla (no cumplió la pena).
Dale una calada, John
Hasta su prohibición, en 1937, cientos de canciones hablaron de marihuana, consumida después por los beatniks hasta saltar, gracias al hippismo y músicos como Willie Nelson, a otros géneros. Bob Dylan, que como Gainsbourg la probó por el escritor Al Aronowitz, cambió en el acto. Adiós al folk y la política: su oxidada garganta proclamó, como en Rainy Day Women #12 & 35, las virtudes de la hierba sin dejar mucho espacio a la imaginación. “¡A colocarse todo el mundo!”, proclamaba el estribillo…
No fueron canciones lo único que Dylan transmitió a otros músicos: también fue él quien pasó el primer porro a los hasta entonces ‘inocentes’ Beatles. La fecha, el 28 de agosto de 1964. El lugar, Nueva York. Al reunirse los Beatles con Dylan en un hotel, este le pasó a Lennon un canuto: asustado, el Beatle prefirió no probarlo, pero Ringo lo aceptó y todos terminaron catándolo. Desde entonces, palabras como high, grass o smoke serían frecuentes en la obra de unos Fab Four que, como reconocería el propio Lennon, fumaban “hasta en el desayuno”.
Claro, lo pagaron. Como Donovan, Eric Clapton o Neil Young, los Beatles tuvieron problemas legales. McCartney fue condenado dos veces por posesión, pero lo pasó especialmente mal cuando en 1980 fue detenido en el aeropuerto de Tokio con un cuarto de kilo de maría en la maleta. Tampoco Lennon lo tuvo fácil: las autoridades de EE UU le negaron durante años la residencia por tenencia de hachís. El resto es historia: recibió la carta verde en 1976 y, cuatro años después, cayó asesinado en el portal de su casa de Nueva York.
Estimula la creación?
Sí. “Potencia la imaginación y hace distinto lo normal” (Antonio Escohotado, filósofo y escritor). “Fumo mucha marihuana cuando escribo mis canciones” (Lady Gaga). “Fumar maría me ayuda al hacer música. Abre mi mente” (Sinead O’Connor). “Los porros tienden a hacerte más táctil y sensual. Pero solo durante 15 minutos:aprovéchalos, porque después te aplastarán, serán antanticreativos” (Joni Mitchell).
No. “Lo dejé. Es más para perderse que para crear”(Moebius, Historietista e ilustrador, autor de El Incal). “El cuerpo ya envía sus propias drogas al cerebro. De las drogas no se saca nada nuevo, salvo lo que uno tiene ya naturalmente” (Francisco Umbral). No todas las corrientes musicales se ponen del lado del cannabis. El movimiento punk Straight Edge, abanderado por grupos como Earth Crisis, rechaza el consumo de alcohol y drogas.
Un caribeño e histórico cóctel
Decir Jamaica es, para muchos, decir reggae y marihuana. El cannabis llegó al país a mediados del s. XIX, traído desde India por recolectores de azúcar. El reggae es posterior: el soul y el rhythm and blues evolucionaron al ska y, finalmente, al reggae, que musicalizaba las demandas rastafaris y reclamaba la unión de todos los africanos y el poder de la raza negra. El encanto de Bob Marley y canciones como African herbsman o Redder than red lo convirtieron en embajador de la música y la hierba locales.
Fuente: 20 minutos
Muy bueno el artículo del 20m, buenos humos!